Inspiración


Indhira Suero 

“Pero la confianza no es una postura o una actitud que se lleva voluntariamente, o una negación del miedo interno, ni tampoco un estado de ignorancia. La confianza no es un acto de voluntad. Es un sentimiento que llega cuando se comprende la realidad”. (A. Pérez Agustí).

Es increíble como cada día sentimos algo que nos empuja y nos hace seguir. A pesar de lo que pase, tenemos deseos de vivir, es como un genio travieso que llevamos dentro de nosotros y que nos hace despertar, cuando queremos, de repente, abandonar el camino, dejar de luchar por lo que deseamos ¡Qué inexplicable! El pensar en esa fuerza interior que tenemos y en los sueños que luchan porque no los desechemos.

Debemos de seguir, seguir adelante, no importando obstáculos, olvidando las penas y burlándonos de los miedos porque muchas veces, sino la mayoría, tememos a cosas que no lo merecen; imaginamos “monstruos enormes”, cuando en realidad no hay tales.


¿Lamentable, no? Muchas veces el día a día no nos deja vivir, ni disfrutar de lo que en realidad es importante.

Nos dejamos envolver en la cotidianidad, en la monotonía y olvidamos sacar tiempo para nosotros, para reflexionar sobre nuestras metas, sobre eso que desde pequeños quisimos ser y es así (de acuerdo a mi juicio) que nos volvemos unos más del montón.

La lucha contra la monotonía debe empezar desde ahora, no es posible que dejemos que pasen los días y solo nos sentemos a contemplarlos sin actuar como es debido, Nada viene por obra divina, pienso que sin esfuerzo de nuestra parte no avanzaremos y esto no es justo para nosotros, ni para quienes esperan mucho de nuestras capacidades.

Como jóvenes somos los responsables de enfrentar nuestros miedos y permitirnos crecer y realizar todo aquello que esté en nuestras mentes.

Por esta razón afirmo a boca llena que es obligatorio vivir con simplicidad, sin complicaciones, ser inocentes, disfrutar lo simple, “vivir” la experiencia de vivir y esforzarnos cada día por alcanzar nuestras metas, superando incluso nuestros temores porque “lo esencial es invisible a los ojos”.