Indhira Suero
Santo Domingo

Que ningún dominicano niegue que en algún momento de su vida se consideró como ‘indio claro’, ‘indio lavao’, ‘indio oscuro’, ‘indio canelo’ o ‘indiecito’. Que nadie oculte haber pensado en una persona de color oscuro con los términos ‘moreno’, ‘negro tinto’, ‘prieto’, ‘negro retinto’ o ‘saltapatrás’.
Tampoco puede negar que se haya burlado de una persona de piel clara llamándole ‘desteñio’, ‘blanco jipato’, ‘jojoto’, ‘jabao’, ‘blanco rosa’, ‘rubio’ o ‘blanquito’.
Luego de que se propusiera la eliminación del término indio en la cédula de identidad, para cambiarlo por “mulato” surgen varias interrogantes y la historia se muestra ante los ojos de cualquiera que quiera verla, recordándole que a pesar de ser un pueblo rico en culturas y manifestaciones, el tener orígenes africanos puede ser un verdadero ‘cuco’ para muchos dominicanos.

Back ground
La cuestión de lo mulato sale de nuevo a la superficie luego de que LISTIN DIARIO publicara un reportaje que aseguraba que la Junta Central Electoral (JCE) enviaría al Congreso Nacional un proyecto de reforma a la Ley Electoral de la República Dominicana, que “busca eliminar la denominación ‘indio’ de la cédula de identidad, y en cambio, que solo figuren las razas blanca, negra y mulata en el documento”.
En la nota se expresaba que el proyecto señala que en “el archivo maestro de los cedulados dominicanos el color será establecido por la etnia a la que pertenezca el inscrito, y como los colores que se establecen por etnia son el mulato, negro y blanco, entonces el indio desaparecería”.

Esta no es la primera vez que en la JCE se plantea el cambio de “indio” a “mulato”.
Un artículo, escrito en 1996 por Rafael Rodríguez, en el periódico Última Hora y titulado “Color de la piel no guarda relación cédula” aseguraba la Dirección de Cédula antes de pasar a la Junta Electoral, emitió una resolución en la que decidió no inscribir a ninguna persona como india.

En el artículo se expresaba que en la República Dominicana muy pocas personas admitían ser negras y que “la pasada Dirección Nacional de la Cédula de Identidad personal no inscribía a ninguna persona con ese color”.

Como problemática expuesta aseguraba que muchas personas que no son negras ni blancas sino el producto de cruces raciales prefieren llamarse mulatas, aunque este fenotipo racial tampoco existe en ningún tratado científico u organismo internacional que trabaje con las razas: “Se les ha llamado también mestizos, pero en el país tampoco existe la costumbre de designar con esa denominación a ninguna persona.
Una tercera distinción es la de morenos, que resulta más aceptable a muchos dominicanos. Pero la de negro pocos la aceptan”.

De acuerdo con la situación que exponía Rodríguez en su nota, en el 1997, otro artículo de Última Hora, titulado “Racismo en la educación dominicana” manifestaba que la mayoría de los dominicanos no aceptaban que se les pusiera su color real en la cédula y que ante esta situación habían inventado el color “indio” en sustitución del mulato.

En otro estudio, del profesor Orlando Obijo, se argumentaba que la documentación oficial y la cultura pretendían ocultar la realidad, de acuerdo a los datos que ofrecía el padrón electoral: el 82% de la población dominicana se considera “india”, el 4% negra, el 8% blanca y sólo el 2% se reconoció mulata. El 4% restante no se identificó racialmente.

En el texto se refiere que el mito racialcultural de ser “indios” se institucionalizó durante la Era de Trujillo. La categoria racial de “mulato” empezaba a tomar auge en la población.

Opiniones
De acuerdo al sociólogo Dagoberto Tejeda, la visión de una minoría racista ha definido variables para la diferenciación étnica donde la fundamental será el color de la piel.  El “negro” tendrá “cabello malo, nariz achatada y el bembe grande”, el indio en menor proporción, llamado ahora mulato y el blanco cuyas facciones “finas” son la contradicción de los dos.

“Los bellos o bellas serán los blancos (as), los negros, serán feos, horribles y los mulatos o indios pasables. En una visión conformista, “nacionalista”, se resaltará a nivel femenino la imponencia y belleza de las mulatas, ya que las negras serán feas. Ese es el prejuicio y el racismo para negar que las negras son bellas”, asegura Tejeda.

Para el sociólogo, la dimensión visual con estos modelos son las únicas variables para que los empadronadores del censo puedan definir la diferenciación étnica entre blancos, negros y mulatos.
En casi todos los casos estos resultados son falsos, porque las fronteras entre mulato y negro serán personales y prejuiciadas.

“En el fondo, se pretende mantener una falsificación de lo que somos, esas divisiones me parecen absurdas. Lo que se pretende mantener es una diferenciación ideológica y étnica para seguir diciendo que unos son ‘feos’ y otros ‘bonitos’, dentro de una connotación de civilizados y salvajes en función de la pertenencia étnica. Eso es discriminación y racismo.
Realmente somos ‘dominicanos’ y la diferencia básica está en el sexo”, enfatiza.

Mientras que el sociólogo Ramón Tejada, asegura que lo que define la identidad desde el punto de vista étnico no es el color de la piel.

“Nos inventamos que éramos el único país con la calificación de indio, cuando en el momento de Trujillo los aborígenes habían sido exterminados hace años. El término mulato lo que viene es a confirmar algo que ya sabemos en la actualidad”, dice.

De acuerdo a Tejada, la comunicación cultural es un elemento que afecta a la identidad. “A pesar del color de la piel y nacionalidad hemos roto las barreras y la cultura ha pasado a ser una característica universal”.

Carolina Contreras, autora del blog missrizos.com considera que es una buena idea eliminar el término mulato y expresa que deberían quitar todos los otros, ya que no ve necesario que el carnet de identidad mencione el color de piel.

“El término ‘indio’ que aparece en mi cédula me parece un mal chiste. Soy una mujer negra con el cabello crespo y creo que de ‘india’ no tengo nada. El dominicano del más blanco al más negro necesita urgentemente una revolución cultural que lo despierte y le haga ver que la cultura africana existe muy dentro de nosotros y que eso es algo bello”, destaca.

¿Qué somos?
Ante esta nueva propuesta para la cédula de identidad surge la interrogante de cómo denominar a los dominicanos. Mientras una parte de la población aprueba esta nueva medida, expertos como el antropólogo Dioris Antigua no se muestran de acuerdo con el uso del término ‘mulato’ porque no se trata de una nomenclatura y no cree que “los encargados de la cédula de identidad en la JCE sean especialistas en el tema para determinarlo”.

“La palabra mulato estaba asociada a la mezcla del burro y la yegua, que da como resultado un mulo híbrido y estéril. Esto se usaba para denominar a los hijos de españoles y africanos”, destaca Antigua.

El antropólogo asegura que en la actualidad toda la especie humana es mestiza debido a que las migraciones humanas empezaron hace millones de años, lo que da como resultado que ningún grupo sea “monogénico” o “puro”.

“Si quieren sustituir ‘indio’ el término adecuado es mestizo, porque mulato fue usado despectivamente y si lo siguen usando van a cometer un error oficial. Si quieren que sea por color pueden usar blanco, amarillo o negro y a los supuestos ‘indios’ o ‘mulatos’ denominarlos como color cobre o bronce”, aconseja Antigua.

(+)
EN OTROS PAÍSES , UNA REALIDAD CONSTANTE
Cada país tiene su lucha con la cuestión de la discriminación. De acuerdo a Alcides Pimentel Paulino, en el ensayo “El
racismo en la República Dominicana” los medios de comunicación y la enseñanza son dos áreas fundamentales para la sensibilización y el respeto a la diferencia: “En México, el problema asociado a los medios de comunicación es aún más grave. En ese país, el 60% de la población es mestiza, el 30% indígena y solo el 9% de origen europeo, sin embargo las cadenas televisivas están saturadas de presentadores de origen europeo. Es por este motivo que a ‘TV Azteca’ se la conoce también como ‘TV Blanca’.

En Indonesia, en donde existen más de 1,000 grupos etnolingüísticos diferentes, un sistema educativo uniforme contribuyó a crear una identidad nacional, a pesar de los contrastes étnicos.

En Japón, los burakumin y los coreanos, están mal vistos, sin embargo se hace difícil distinguir a un japonés matoritario de un burakumin, porque su discriminación está basada en la economía y en un sistema histórico de estratificación. En la India ocurría algo similar con el sistema de castas.

En Brasil, personas que emigraron de Alemania, Italia, Japón, Oriente Medio y de Europa oriental se asimilaron a la cultura brasileña común, sin embargo los prejuicios hacia la población de piel oscura persisten porque el sistema basado en las pieles claras les perjudica, pero beneficia a los nuevos inmigrantes que se colocan delante en una teórica estratificación social.

En Estados Unidos, los coreanos e hispanos, a pesar de ser los últimos en llegar, piensan que tienen una posición superior a los afroamericanos.

El etnocentrismo está demasiado arraigado en nuestras sociedades subdesarrolladas como para que se pueda debatir el tema desde el razonamiento y el realismo. Según estudios recientes, Jesucristo no tenía una apariencia tan europea como cuenta el catolicismo actual.

«En la historia dominicana, los escasos líderes mulatos o negros que han existido son recordados de manera negativa en la mayoría de los casos, lo que repercute sobre su imagen y sobre su grupo étnico”, termina Pimentel.

Texto original: http://www.listindiario.com/ventana/2011/12/2/213223/La-cuestion-mulata