A sus 16 años Melky Junior Peralta (mejor conocido como Bobolo por los integrantes de su familia y sus vecinos en el sector La Ravia, de Villa Consuelo) no imaginaba que el día de sus 17 años sería velado por todo lo alto luego de caer “en medio de una balacera con la Policía” tras, supuestamente, “dar muerte a un segundo teniente del Ejército”.
“¡Se lo llevaron vivo y ahora dicen que fue en la balacera!”, dijo su madre a un reportero. “Disque que él robaba y que mató a un teniente, pero él no sabía de eso. Nadie es perfecto en la vida, en la Biblia está escrito, además él me había dicho que ya no quería ser delincuente que quería quitarse de la calle porque estaba harto de pasar trabajo”, se lamentaba la doña entre llantos frente a miles de televidentes.
Y es que, mis queridos negritos, en su corta vida fue mucho lo que hizo nuestro Bobolo. Según dicen sus allegados su mala fama fue la causante de esa desgracia. Desde niño empezó con robos pequeños de retrovisores y aros de carros. Más adelante pasó a formar parte de una banda y después al robo a mano armada y, de acuerdo a las malas lenguas, a la venta de drogas.
“Otro muerto más pa’ el barrio”, comentaban sus amigos mientras pintaban un mural con la imagen de Bobolo en la pared de la esquina donde todos los días los tigueres de La Ravia jugaban dominó a la espera de sus propias muertes. “Porque no se muere quien se va, solo se muere quien se olvida”…
“¡Se lo llevaron vivo y ahora dicen que fue en la balacera!”, dijo su madre a un reportero. “Disque que él robaba y que mató a un teniente, pero él no sabía de eso. Nadie es perfecto en la vida, en la Biblia está escrito, además él me había dicho que ya no quería ser delincuente que quería quitarse de la calle porque estaba harto de pasar trabajo”, se lamentaba la doña entre llantos frente a miles de televidentes.
Y es que, mis queridos negritos, en su corta vida fue mucho lo que hizo nuestro Bobolo. Según dicen sus allegados su mala fama fue la causante de esa desgracia. Desde niño empezó con robos pequeños de retrovisores y aros de carros. Más adelante pasó a formar parte de una banda y después al robo a mano armada y, de acuerdo a las malas lenguas, a la venta de drogas.
“Otro muerto más pa’ el barrio”, comentaban sus amigos mientras pintaban un mural con la imagen de Bobolo en la pared de la esquina donde todos los días los tigueres de La Ravia jugaban dominó a la espera de sus propias muertes. “Porque no se muere quien se va, solo se muere quien se olvida”…
Texto original en Ventana de Listin Diario:
¡Mataron a Bobolo!