“Yo me vua’ morí pronto y estos muchachos se van a quedar solos”, le dice la Güela a cualquiera que la vaya a visitar en la calle 12, parte atrás, del barrio San Carlos.
“Los quiero como si los hubiera parido yo”, repite Güela Francisca entre llantos ante el altar de la iglesia La Milagrosa, testigo de su angustia y pena. Y, sin duda alguna, nuestra protagonista espera que algún día su hija Martha vuelva, que deje ese país en que está y vuelva a atender a sus hijos, a darles calor de madre.
Porque no basta con que Martha llame a sus dos varones y una hembrita una vez a la semana, no es suficiente con que, a veces, mande ropas y hasta un celular de última generación al hijo de 16 (que, por cierto, le robaron dos atracadores en un motor) sino está ahí para ellos: “pa’ que sepan que aunque no tienen pai, si tienen mai”.
“Yo me vua’ morí pronto y estos muchachos se van a quedar solos”, piensa Güela Francisca cada noche antes de acostarse entre la angustia y el miedo.
Me parecen muy interesantes todos los comentarios, sigue asi, adelante que llegarás muy lejos. Mis felicitaciones!!