Se va Nadal Walcot, narrador de San Pedro de Macorís

Lo que más me duele de que mueran representantes de nuestra cultura popular es que siento que con su partida, perdemos un poco de nuestra cultura y tradiciones.

Con Nadal, se va uno de los grandes representantes de la cultura cocola. El que mediante sus pinturas nos mostraba a los guloyas, los cañaverales, a San Pedro de Macorís y los bateyes.

Este artista era descendiente de «los inmigrantes afrodescendientes de las Antillas inglesas, que trabajaron como técnicos y obreros en los ingenios azucareros, y que trajeron a República Dominicana el baile de los guyolas».

 

 

 

 

 

Más sobre su historia

 

De acuerdo a una publicación del escritor Fernando Casanova:

Nadal Jonas Walcot nació en 1945 en el Ingenio Consuelo de San Pedro de Macorís. Fue encarcelado y exiliado por sus ideas y accionar político, cuando pensar en política y, sobre todo, hacer política contra el sistema era tan peligroso que podías morir o con suerte ser exiliado como fue su caso, a México, Estados Unidos y Europa, donde vivió durante 7 años.

Fueron sus tíos quienes le transmitieron el interés por el arte. Ellos hacían juguetes de madera, hojalata o cualquier material. Era la época en que los niños disfrutaban con juguetes de verdad, que en este caso eran hechos a mano, por artesanos. Walcot dibujaba esos juguetes y esa actividad le fue creando la habilidad del dibujo, de la transmutación del objeto hacia una expresión en dos dimensiones sobre papel.

En 1972, ya en Holanda como exiliado, es cuando Walcot conoce la obra del artista neerlandés M.C. Escher en los museos de Ámsterdam, y con él las paradojas geométricas, la proyección naif de la perspectiva que hace que los trenes de Walcot transiten sin vías. Nos dice que aquello fue como una especie de revelación sobre qué quería hacer de su vida; dedicarse al arte, al dibujo en particular.

 

 

 

 

 

 

 

 

Nadal Walcot fue «reconocido por sus pinturas de estilo naif, con las que retrató la cultura cocola, sus bailes y manifestaciones de religiosidad popular». ¡Paz a sus restos y gracias por todo!