A pesar de llevar varias pruebas a la Fiscalía y al Destacamento Barrial del abuso recibido por parte de su esposo, nadie hizo nada y solo le dieron una orden de alejamiento para que, ella misma, se la entregara a su marido.
—Hay que ver qué tú hiciste para que Luis te hiciera eso. Porque él no te va a dar así por así—, le dijeron las hermanas de su esposo cuando La Chari fue desconsolada y hecha un mar de lágrimas a decirles lo que pasaba.
Por otro lado, su propia familia le decía que tratara de reconciliarse con Luis porque ellos no tenían dinero y menos podían mantenerla a ella y a su hijo.
Otros, los más atrevidos, le decían que a los hombres no se les puede provocar. Que lo mejor que podía hacer era ser más sumisa y volver con su esposo, que ninguna de las amenazas que él le hacía era cierta.
—Eso lo dice de la boca pa’ fuera, Chari. Ese hombre ta’ asfixiado de ti—, le comentó la vecina a nuestra protagonista.
Texto publicado en Ventana, Listín Diario:
Dulce Amor